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¿Qué es el mulching y qué relación tiene con el aceite de oliva?

La ausencia de precipitaciones de los últimos años está agravando la situación del sector agrícola. De hecho, según un informe de COAG, actualmente, el 60% de las tierras agrarias están seriamente afectadas por la falta de lluvia, especialmente los cultivos de secano como los cereales, la vid o el girasol. Por ello es tan importante optimizar al máximo el riego. ¿Y qué es el mulching y qué tiene que ver con la sequía?, te preguntarás. ¡Te lo explicamos!

¿Qué es el mulching?

El mulching, también conocido como acolchado, es una técnica agrícola consistente en cubrir la tierra cultivada con una capa de restos de plantas y otros materiales de origen vegetal o mineral. Es decir, para entender qué es el mulching, imagínate una alfombra natural sobre la plantación que actúa como capa protectora de los campos sembrados.

No es una técnica exclusiva del cultivo del girasol, pero sí que es muy empleada en este ámbito. Ten en cuenta que, aunque el Helianthus annuus es una especie que soporta una amplia horquilla térmica y se adapta a cualquier tipo de suelo, produce frutos de contenido oleaginoso. Esto significa que demanda un riego importante, especialmente durante las etapas de floración y fructificación. De ahí que para ayudar a que los niveles de agua y de temperatura sean óptimos durante todo el proceso, la manta aislante que es el mulching sea una práctica extendida en la producción del aceite de girasol.

¿Qué fin tiene la técnica mulching?

Ahora que has comprendido qué es el mulching, es hora de explorar por qué esta técnica es tan beneficiosa para el cultivo del girasol y, en última instancia, para la elaboración de aceites vegetales de alta calidad. ¿Cuáles son las principales funciones de estas cubiertas vegetales?

  • Conserva la humedad del suelo. Uno de los principales fines que tiene la técnica del mulching es mantener el agua en el terreno, evitando que el calor la evapore.
  • Protege las raíces de la climatología. Pero no solo actúa como aislante frente al calor; el acolchado también permite proteger las raíces de las bajas temperaturas o el viento, evitando la erosión sin bloquear la transpiración natural.
  • Disipa las malas hierbas. El manto impide que la luz traspase hasta el suelo, por lo que disminuye la aparición de malas hierbas.
  • Promueve la fertilización. En el caso del mulching vegetal, al ser restos orgánicos, estos acaban descomponiéndose, actuando como abono natural. De forma paralela, crean el caldo de cultivo perfecto para la aparición de los microorganismos que enriquecen el sustrato.
  • Propicia la salud de las raíces. El resultado de tener este manto protector es que las raíces crecen más profundas y robustas, mejorando la salud del girasol.
  • Aumenta la calidad del aceite de girasol. Esta fortaleza de las raíces facilita, a su vez, que éstas puedan absorber mejor los nutrientes del suelo. De este modo, la planta aumenta los niveles de ácidos grasos esenciales y vitamina E en las semillas de girasol.
  • Reduce la huella de carbono de las empresas agrícolas. Esto es debido a que lo que es el mulching se puede elaborar a partir de los propios restos vegetales tras la poda o limpieza del terreno, fomentando el reciclaje y la agricultura ecológica.
  • Mejora la eficiencia productiva. No hay que olvidar el factor económico del empleo de esta técnica; al contribuir a mantener esas condiciones de cultivo óptimas, reduce el consumo de recursos, como agua, abono o herbicidas, en las plantaciones.

¿Cómo se hace el mulching?

Para conseguir estos beneficios, no solo hay que conocer qué es el mulching, sino también cómo se lleva a cabo. Decaímos que esta técnica consiste en crear un acolchado sobre el suelo. Ahora bien, es importante saber que existen diferentes tipos de mulching según el material empleado:

  • Mulching natural. Hablamos de esta modalidad cuando se emplean restos orgánicos en la cubierta, como cortezas y astillas de madera, paja, restos de poda, de césped cortado, hojas secas… Este sistema es el más recomendado tanto por la protección de la planta y generación del abono natural, como por el factor ecológico que representa.
  • Mulching mineral. En este caso, el material que se usa para crear la capa acolchada son minerales o gravillas. Al no ser de origen natural, lógicamente, pierden ese efecto de abono verde, pero suele ser más eficaz en cultivos perennes o en terrenos con climas muy adversos.
  • Mulching artificial. Otra opción son los mulching plásticos o de materiales biodegradables que actúan como una especie de mini-invernadero de los cultivos. Eso sí, no disponen del factor fertilizador y tampoco son una alternativa de economía circular.

Una vez seleccionado el material, para hacer mulching simplemente hay que extenderlo sobre la superficie del suelo de forma uniforme. En el caso del acolchado vegetal o mineral, se recomienda aplicar una capa de unas 2-3 pulgadas, aunque si son restos que se descomponen rápidamente, conviene darle un poco más de grosor.

Siguiendo estas pautas, todos los beneficios de lo que es el mulching se trasladan al cultivo de girasol y, por ende, influyen en las propiedades saludables del aceite de girasol. ¿Quieres, además, disfrutar del sabor de una marca de referencia? En Coosol nos comprometemos a ofrecerte el aceite de girasol de la más alta calidad, brindándote soluciones versátiles y confiables para tu día a día en la cocina. ¡Pruébalas!