Una correcta limpieza de la freidora es vital para garantizar una larga vida útil de este aparato y, sobre todo, para preservar una calidad de sabor óptima de todos los alimentos que se preparan en ella. Este mantenimiento es muy necesario, pero ¿con qué frecuencia? Y, ¿cómo limpiarla? Te dejamos algunos trucos útiles.
Por regla general, en las instrucciones de uso de la freidora vendrá reflejado con qué frecuencia se debe cambiar el aceite y limpiar el dispositivo, aunque por regla general, la recomendación es hacerlo cada 3 o 4 frituras o, incluso, antes si hemos frito alimentos que hayan desprendido muchos residuos o que aporten demasiado sabor al aceite, como es el caso de pescados azules.
Es recomendable limpiar bien la freidora cada vez que hagamos el cambio de aceite, con el fin de retirar por completo todos los residuos de la fritura que hayan producido las harinas, pan rallado y otros productos. Y, sobre todo, una vez limpia, utilizaremos aceite limpio y nuevo, sin mezclar con el que hayamos retirado.
¿Cómo limpiar nuestra freidora?
Para limpiar la freidora hay diferentes métodos, aunque, sea cual sea el elegido, hay elementos que nos pueden ser útiles, como una espátula de madera para rascar residuos, guantes para las manos para evitar mancharnos con la grasa, un estropajo o esponja no abrasiva e, incluso, un cepillo de dientes para limpiar pequeños rincones o partes de la rejilla.
En primer lugar, retiraremos el aceite sucio y, con ayuda de un embudo, lo introduciremos en un recipiente adecuado para poder depositarlo en los lugares habilitados para retirada de aceite de cocina usado. ¡Recordad! Nunca tiréis el aceite usado por el fregadero ni por el W.C. Además de ser nocivo para el medio ambiente, puede obstruir los conductos y provocar una avería.
Para retirar el aceite que queda en las paredes y el fondo de la freidora, podemos ayudarnos de papel de cocina. Un buen truco es espolvorear un poco de harina y remover con una espátula de madera, ya que absorbe el aceite, creando una pasta más sencilla de quitar con ayuda de papel absorbente o de una bayeta.
Una vez retirado el aceite, podemos usar un limpiahornos, que permitirá limpiar la grasa con mayor facilidad. Siguiendo las instrucciones del producto, lo dejaremos actuar y, pasado el tiempo, lo retiramos con una bayeta jabonosa y agua tibia. Si no disponemos de limpiahornos, podemos usar un lavavajillas antigrasa, aplicándolo con ayuda de un estropajo no abrasivo.
Y si buscamos un método más casero, podemos mezclar vinagre de limpieza con un par de cucharadas de sal. Además de retirar la grasa, nos ayudará a mantener brillante la cubeta y lista para la siguiente fritura.
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