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Aceite de girasol en repostería

 

Estamos acostumbrados a elaborar recetas de repostería incluyendo la mantequilla como grasa principal, sin embargo, el uso de aceites vegetales, como el de girasol, pueden aportar numerosos beneficios a este tipo de recetas dulces. Veamos cuáles son las ventajas de utilizar aceite de girasol en repostería.

Más tiernos y suaves

La función principal de las grasas líquidas, como el aceite de girasol, es añadir un extra de ternura, logrando dulces suaves y esponjosos. Además, debido a que es una grasa que no se solidifica cuando se enfría, se pueden crear productos horneados que duran más tiempo tiernos.

El aceite de girasol aporta, asimismo, más humedad a la masa, algo que, por ejemplo, en los bizcochos, permite que se abra más la miga y quede más esponjoso o, incluso, que determinadas preparaciones suban más en el horno, dando un aspecto muy apetecible.

Un sabor neutro y un punto de humo bajo

La utilización de aceite de girasol a la hora de elaborar nuestras recetas de repostería, ya sean bizcochos, galletas y otros dulces tiene otras dos ventajas. En primer lugar, su sabor neutro, muy apreciado cuando no queremos que interfiera con los sabores elegidos en nuestra receta, ya sea cacao, limón, vainilla, frutos rojos, etc. Este sabor neutro permitirá que destaquen los matices del resto de ingredientes que estamos utilizando y no tanto el de la grasa empleada, como ocurre en ocasiones con la mantequilla.

En segundo lugar, su punto de humo, a 232ºC (mientras que el de la mantequilla se sitúa en 130ºC), que permite lograr un buen resultado en productos que necesitan horneado o cocinado en sartén, como es el caso de tortitas, magdalenas, rosquillas, bizcochos, galletas y otros.

Aceite de girasol en reposteria

¿Qué cantidad debemos utilizar?

Si dispones de recetas donde la grasa principal es la mantequilla, tendrás que tener en cuenta que ésta está formada por un 80% de grasa y un 20% de agua por lo que, para usar la misma cantidad de materia grasa, tendremos que reducir un poco la proporción de aceite de girasol a utilizar.

Así, por cada 100 gramos de mantequilla que indique la receta, nosotros solo usaremos 80 gramos de aceite de girasol. Con una sencilla regla de tres podremos sustituir fácilmente una grasa por otra y lograr esos beneficios que aportan los aceites vegetales. Para cumplir con la parte líquida que exige la receta y que no hemos logrado al sustituir la mantequilla, lo que haremos será añadir ese 20% de otro ingrediente líquido, por ejemplo, leche, huevos, crema o, incluso, agua.