Las rosquillas son un dulce ideal para acompañar el café de la mañana o la tarde. Es un postre de siempre pero que es tan delicioso que debe ser un básico en tu recetario. La clave para que salgan perfectos: un buen aceite de girasol como el de Coosol para que la fritura sea perfecta.
198 Kcal
4 comensales
30 minutos
Ingredientes
15 ml de licor de anís
Azúcar para rebozar
Huevos
Aceite de Girasol Tradicional de Coosol
230 g de harina de trigo
30 g de leche
45 g de azúcar
45 g de manteca ablandada
5 g de levadura química
Realización
Comienza la preparación mezclando la harina con el azúcar y los 5 gramos de levadura química. Coloca la mezcla a modo de volcán en una superficie lisa y limpia y haz un hueco en el centro.
Añade la leche, el anís, el huevo previamente batido e incorpora la manteca ablandada a temperatura ambiente.
Comienza a trabajar los líquidos del centro con tus manos, integrando la harina al centro con las yemas de los dedos en movimientos envolventes para que la masa de tos rosquillas tome cuerpo de a poco. Una vez que los ingredientes estén completamente integrados en una suerte de pasta, debes amasarla unos minutos para obtener una masa totalmente homogénea y sin residuos de harina. Ten en cuenta que la cantidad de harina puede variar en función de las condiciones ambientales en que trabajes, o de cuánto de pegajosa te queda la masa. En estos casos, no habría problema con utilizar un poco más. para amasar correctamente
Una vez que logres que la consistencia de la masa sea manejable pero no seca, envuélvela en papel film transparente muy bien y llévala a la nevera por aproximadamente media hora. De esta forma, la masa tomará más cuerpo y dejará de estar pegajosa. Ten cuidado de no sobrepasar la cantidad adecuada de harina para tu masa, de otra forma la sacarás muy maciza de la nevera.
Cuando pasen los 30 minutos de reposo, saca la masa de la nevera y toma porciones pequeñas con las manos para darles forma de cordón. Une los extremos y aplica presión para que tus rosquillas no se desarmen cuando vayas a freírlas. Repite el proceso hasta que no dispongas de más masa.
Calienta una sartén con una cantidad generosa de aceite de girasol para freír a fuego medio, y una vez que esté caliente ve introduciendo las rosquillas de masa. Déjalas freír por unos minutos y voltéalas cuando notes que la parte inferior toma un color dorado. Retira tus rosquillas de la sartén y déjalas reposar en papel de cocina absorbente para que escurra el sobrante de aceite.
Para terminar, una vez que todas tus rosquillas hayan pasado por el aceite, espolvorea o rebósalas en el azúcar. Si ves que siguen muy calientes, déjalas reposar un poco más, de otro modo ya están listas para ser servidas.