Cordero Lacado: Fusión de Sabor y Elegancia
El cordero lacado con alcachofas y una reducción de su propio jugo con soja y miel es una receta que trasciende fronteras y combina la cocina tradicional con toques de la gastronomía moderna. Esta preparación gourmet es un verdadero festín para los sentidos, una danza de sabores intensos y texturas que invitan a los comensales a una experiencia culinaria única. El plato se compone de una base de tierna carne de cordero, que se lacada con una mezcla de soja y miel para crear una capa brillante y pegajosa que intensifica su sabor y le aporta una textura caramelizada inigualable.
La elección del cordero, una carne apreciada por su riqueza y su terneza, es el punto de partida para un plato que es tanto un deleite visual como gustativo. La técnica del lacado, que proviene de la cocina asiática, se fusiona de manera magistral con ingredientes mediterráneos como la alcachofa, cuya sutil amargura complementa a la perfección la dulzura de la miel y el umami de la soja.
Pero lo que realmente eleva este plato a la categoría de arte es la reducción del jugo del cordero, enriquecido con soja y miel. Este elixir espeso y repleto de sabor sirve como un espejo que refleja y amplifica las notas más profundas de la carne, creando un equilibrio perfecto entre dulzor y sabor a carne.
Curiosamente, el cordero ha sido un símbolo de festividad y celebración en muchas culturas a lo largo de la historia, y este plato moderno mantiene esa tradición al convertirse en el centro de atención en cualquier mesa festiva. Su preparación, aunque meticulosa, es un homenaje a la paciencia y el cuidado que la cocina de alta calidad requiere.
Así que, ya sea para una ocasión especial o simplemente para darse un capricho culinario, el cordero lacado con alcachofas y reducción de su jugo con soja y miel es una elección que promete deslumbrar y satisfacer hasta al paladar más exigente.
450 Kcal
4 comensales
120 minutos
Ingredientes
Realización
En un bol grande, mezcla la salsa de soja, la miel, el ajo picado y el vino blanco. Coloca el cordero en la mezcla y déjalo marinar durante al menos 1 hora en el refrigerador para que absorba bien los sabores.
En una sartén grande, calienta el aceite de girasol Coosol a fuego medio-alto. Sella el cordero por todos los lados hasta que esté dorado. Esto ayudará a mantener los jugos dentro de la carne.
Precalienta el horno a 180°C. Coloca el cordero sellado en una bandeja para hornear. Añade el caldo de cordero y las hierbas frescas. Hornea durante 1 hora y 15 minutos, rociando ocasionalmente con los jugos de la bandeja.
Mientras el cordero se hornea, limpia las alcachofas, retirando las hojas exteriores duras y cortando las puntas. Cocina las alcachofas en agua con sal durante 20 minutos o hasta que estén tiernas.
En una cacerola pequeña, añade el jugo de la bandeja del cordero, un poco más de salsa de soja y miel. Cocina a fuego medio hasta que la mezcla se reduzca y espese ligeramente, creando una salsa rica y sabrosa.
Una vez que el cordero esté listo, retíralo del horno y déjalo reposar durante 10 minutos antes de cortarlo. Coloca las alcachofas en un plato, añade las porciones de cordero y rocía con la reducción de jugo.